domingo, 10 de agosto de 2008

POR QUIÉN DOBLAN LAS ESQUINAS


EL HOMBRO DE AQUILES

Por Pancho Zelada II


La esperé luego de llamarla al celular toda la tarde. Mi departamento es breve. Ella también. Llegó al anochecer. Apurada. Que estaba en exámenes. Que necesitaba para la pensión. Que su mamá sospechaba a qué diablos se dedicaba. Le preparé la cena. Le gusta la carne y las ensaladas. Le gusta el vino Concha y Toro. Le gusta bailar tango. Vivió en Buenos Aires dos años. Ahí supo de su arte divino. Ahora alcanza los 30 años pero parece de menos y está molesta porque no tiene el título. Entonces es asistente de secretaria de una casa de Estudio Superior en la Av. Arequipa. Hizo lo de siempre. Que la plata primero. Le pagué. Como siempre le pagué. Ella vio su reloj. Se tenía que ir rápido. Su padre también sospecha y su novio dice que la viene siguiendo. Apagué la luz. Ella empezó despacito. Me tomó el hombro. Y lo frotó. Tiene dedos mágicos. No recuerdo lo que sigue. Ella es masajista y es ciega desde que la atropelló una combi saliendo de la disco. Ella supone que soy rubio. Yo supongo que es más bella y me quedo dormido. Mi perro Henry sabe que los dos mentimos.Que los dos somos la parte más cruel de la ceguera que sólo los canes dominan aunque no ladren.

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